domingo, 1 de marzo de 2009

El Perdón


Padre Nuestro! Perdona nuestras deudas.
Todos los seres humanos repetimos esta frase cada día, lo extraño es que seguimos haciendo lo mismo. ¿Acaso no hay leyes divinas y naturales que nos impiden cometer faltas para no recibir castigo? Sin embargo el hombre sigue cometiendo delitos, esperando perdón, que ni siquiera la ley humana perdona sin castigar.
Así que justificar el daño que se hace esperando el perdón, es de necios, si ante todo lo importante es no dañar. Primero hay que reparar el daño para luego pedir perdón.
Pero aquellos que a conciencia: roban, matan, engañan, mienten, humillan y desprecian a sus semejantes y esperan recibir perdón, ¿cómo es posible que sean tan cínicos e injustos, si ya deliberadamente dañaron? Lo insólito es, que cuando un individuo de éstos muere, los dolientes le dicen: - ¡Qué Dios lo haya perdonado!-, ¿acaso Dios necesita emisarios o recomendaciones para salvar o condenar?
Perdonar da lugar a que se sigan cometiendo delitos y se proteja dolosamente al criminal. Esto lo vemos diariamente. Cuántos matan, roban, excluyen y maltratan a sus semejantes y la ley de los hombres se hace cómplice, evitando la sanción.
Los animales no piden perdón, porque ellos no cometen delitos, son más concienzudos que los hombres.
¿Cómo perdonar a aquellos que cada día hacen el mal: atracos, violaciones y corrupción?
Vargas Vila dijo: “La fórmula más grande del perdón es el desprecio” “.
Dios dice: “Apartaos de mis hacedores de maldad”.
Simón Bolívar dijo: “Los asesinos, ingratos, ladrones, traidores y los maldicientes, han rebosado la medida de mi sufrimiento. No hay día, no hay hora, en que estos abominables no me hagan beber la hez de la calumnia “.
Abominables llamó Bolívar a esta clase de gente, y como los grandes hombres los perdonó, despreciándolos.
No crean que la palabra ¡Perdonar! es alcahueta. Perdonar es no perjudicar a nadie, es procurar, colaborar, remediar y pensar no hacer a otros, lo que no queremos que nos hagan a nosotros.
En este tiempo en que la maldad está desatada, no tendríamos tiempo para perdonar a tanto maleante. Si queremos alcanzar el perdón, debemos amar al prójimo, ser bondadosos y reparar el daño.
“El mal tomó las riendas del mundo porque el bien no soportó más”.

anadezeo@gmail.com