sábado, 27 de junio de 2009

LA MUERTE DESPIADADA

La muerte despiadada.


Antes se creía que la muerte era un hecho normal y que sólo morían los viejos. Aparte de algunos casos aislados de muerte de niños y jóvenes por causas naturales o tragedias.
Hoy es tan normal, saber que cada momento muere gente, ya nadie se preocupa ni le importa. La muerte se apoderó de la vida y la está arrebatando de mil maneras: ajustes de cuentas, virus, accidentes, pasionales, sicarios, hampa, venganzas, fenómenos naturales, explosivos, violaciones, contaminación y pestes.
Lo más triste y preocupante, es que sesenta años atrás se creía al nacer un niño que éste moriría de viejo y hoy, ¡quién garantiza esto! Nadie, ni las leyes, ni la justicia, que están ciegas, sordas, mudas e insensibles.
Ya no existe ni el temor a Dios, dador de la vida y la conservación del planeta, nuestra casa mayor, de todos y para todos por igual, pagando justos por injustos los daños ocasionados. Sólo nos queda vestirnos de cilicio, besar el suelo y con lágrimas, pedirle al todopoderoso que tenga piedad y que vuelva su mirada a todos y nos proteja de esta epidemia que arrasa la vida sin piedad.
Los tiempos son difíciles, vivimos en una constante zozobra, la indolencia nos rodea, el sentido de conservación se ha perdido, ya no hay interés por lo bueno, la mayoría hacen lo malo, sin considerar a los demás. Antes cuando alguien moría, muchos lloraban, hoy, ¿quién llora por tantos muertos? Lo más triste es que siempre mueren los pendejos, los que no tienen guardianes, ni recursos, ni chalecos antibalas.
Vicente Blasco Ibañes en su gran obra “La voluntad de vivir”, decía que la muerte era importante ya que sin ella el mundo estaría lleno de escombros humanos (ancianos inútiles), debido a la vejez, gracias a la muerte que descongestiona este fenómeno. De cien personas que mueren, ochenta son menores de cincuenta años. “No seas insensato porque morirías antes del tiempo” (Prov. Bíblico).
Los jóvenes deben ser: conscientes y sensatos para no morir sin haber vivido su ciclo completo. Pidamos a Dios que impida que la muerte arrebate esta bella etapa de la vida, la juventud.
Juan 18-31 dice: “No está permitido dar muerte a nadie”.
V Mandamiento: “No matarás”, ¿a quién? a humanos y animales, seres que mueren sin piedad. “La muerte os espera en todas partes, pero si sois prudentes en todas partes la esperáis vosotros”, San Bernardo.
“Seamos prudentes, cuidemos esta bella vida, para no morir a destiempo”, Ana.


anadezeo@gmail.com