domingo, 2 de enero de 2011

Damnificados somos todos.

Vemos como la naturaleza arremete despiadadamente contra la humanidad, todo debido a la venganza, por la indolencia humana contra ella, destrozándola y violando sus recursos: agua, aire, suelos, bosques, montañas, laderas, ríos, mares, glaciares, fuego.


Todos somos responsables de estos desmanes, autoridades, gobernantes y comunidades que sin conciencia conservacionista otorgan y aceptan permisos para: deforestar bosques, laderas, cuencas, tumba de árboles en parques y avenidas, productores de oxigeno las 24 horas del día para todo el conglomerado, hacen desarrollos habitacionale en terrenos vulnerables, abraees y rellenos débiles; como la manga de coleo que según dará cabida a 240 apartamentos, al frente de la avenida uno, en riesgo por deslizamineto del talúd adyacente al Río Albarregas, son 66 viviendas en peligro de derrumbarse, así que hoy construyen: "Brisas del Alba", el día después del mañana será " Lagrimas del amanecer", desde hace unos 60 años hasta hoy se construyen en estos sitios no aptos con o sin permiso, sin que nadie respete la naturaleza.


El resultado es dagnificados en todas partes, ocasionando lágrimas, enfermedades, dolor, hambre y muerte con perdidas económicas de gran magnitud. Por qué no construir en lugares seguros, aptos y con todos los servicios para el bien de todos y no a riesgo de todos.


Las cuencas Montalban La Ceibita, hace más de 63 años crecieron desmesuradamente, llevándose todo por delante y eso que sólo habían en sus márgenes muy pocas viviendas, si acaso llegaban a unas 70 personas, muriendo en el episodio 30. Hoy viven en los márgenes de estas quebradas unas 18 mil personas, entonces vivímos las crónicas de tragedias anunciadas" ( García Marquez).


Lo mismo vemos en los ríos : Albarregas, Milla, Pedregosa, Chama y especialmente Mucujún, único que surte de agua a Mérida, hoy más de 500 mil personas y esta contaminado en un 80 %, por desarrollos turísticos, agrocultivos frágiles , empresas, y violación de sus márgenes, hasta litigo hay por esas causas. En las manos de los jueces está este problema, ya que los demás hacemos caso omiso, al deterioro del agua que consumimos hoy, y que mañana si no hay un freno, Mérida pasará a ser Casas Muertas (Miguel Otero Silva) por falta de agua potable para consumo humano y nos tendremos que ir a reir o a llorar al Valle, por nuestra indolencia y maltrato a nuestra Mdre naturaleza y sus recursos, que son la vida y el ambiente para todos.


anadezeo@gmail.com